José Gil Verdú

Cargo y departamento

Ni me gustan los cargos, ni tampoco los departamentos. Los cargos aumentan la soberbia y envilecen a las personas que no los saben dignificar (y son muchas); los departamentos encorsetan el potencial de las personas que no los saben interpretar (que también son muchas).

¿Cuántos años hace que perteneces a esta familia?

Es difícil saber cuándo nació esta familia, habida cuenta de que somos el tipo de compañía que nace y se hace sobre apuestas personales, a medida que un conjunto de personas le añaden hebras de ADN o, más diría, vacían en ella su ser completo. Así que, quizás, aún sin ser conscientes nosotros mismos de ello, probablemente comenzó a nacer allá por 1989 cuando, con apenas 18 años, la vida cruzó los caminos de dos de nosotros (y juro que Ximo tenía pelo).

Unos años después, trabajando en una boutique tecnológica, la vida volvió a sonreírnos y aparecieron por allí David, Paco, Sergio y Magda. Nunca sabes si son los ángeles o los demonios los que provocan las catarsis, pero el caso es que, prácticamente de la noche a la mañana, allá por 2003, algunos de nosotros nos vimos dando de alta un CIF y constituyendo una compañía, a la que le faltaban muchos más engranajes de los que siquiera podíamos imaginar.

Aquello, que muchos dirían que fue el principio real, bien pudo haber sido el final, igual de real. Sólo con entusiasmo, ilusión y cantidades ingentes de trabajo pudimos construir algunos andamiajes esenciales, mientras tratábamos de dar forma al proyecto. Crucial fue, para ello, la siguiente hornada de valientes: José Luis, ambas Noemí, Juanma, Roberto y Juanan. Con ellos, la familia creció y el empuje motriz fue mucho mayor.

Con la siguiente legión (entonces nos parecieron muy jóvenes 😊), pudimos asentar económicamente la compañía y respirar en el capítulo de la supervivencia empresarial. Fueron Óscar, Chema, Carlos, Cristopher, Pedro. Ya no dependíamos de la respiración asistida y ello nos permitió salir a buscar nuevas intrépidas tripulaciones: ambas Noelia, Rubén, Fati, Jaime, María, Víctor, Borja, Zuli, Manu; también Cris y Yoli (que en paz descanse, pobrecita), para crecer con más ritmo. Y, así sucesivamente, a medida que económicamente nos lo podíamos permitir, más valientes, más equipos, más hebras de ADN, más compañía.

Algunos me preguntan sobre cuándo vamos a celebrar el 20 Aniversario, que a muchos les parece una efemérides significable. Si no somos capaces de saber cuándo nació realmente EinzelNet, ¿Cómo vamos a fijar un aniversario cualquiera?

¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en Einzelnet?

Me encanta buscar nuevos horizontes. Siguiendo el símil de Steve Jobs, con el que martirizo, cual martillo pilón a los compañeros, me encanta unir puntos, para co-crear negocios con otros, ya sean clientes, colaboradores, amigos, etc. Por eso dedico tanto tiempo a conocer personas nuevas, que nos ayuden a posicionar nuevos puntos. Ésa considero que es mi mayor contribución al conjunto siendo, creo, además, el punto de cruce entre mi deber y mi deseo.

A continuación, intervienen los exploradores, los que implementan la función comercial, que tratan, con gran éxito, de aterrizar a realizables los primeros planteamientos, a veces demasiado inconcretos, etéreos o incluso inviables. El siguiente paso en la secuencia son los arquitectos, verdaderos expertos y super-cracks en sus respectivas materias, que tienen una habilidad natural para saber cómo situar el cartabón, plantar el tiralíneas y unir esos puntos, analizando, diseñando y planificando la futura ocupación del territorio, en el sentido más extenso de la palabra.

Finalmente, llegan los escuadrones de ingenieros, que implementan con brillantez el trabajo y lo hacen de la forma productiva, que convierte en verdaderamente fértil aquel primigenio esbozo, cimentando los primeros asentamientos. Sobre esa fertilidad del nuevo territorio, iterando con los equipos de explotación, vamos transformando los caminos en calzadas, los cruces en plazas y los asentamientos en ciudades. Y así, repetimos el ciclo, innumerables veces, desarrollando esta obra colectiva que me hace sentir, al unísono, tan privilegiado en el plano profesional, como realizado en el plano personal.

Escuché decir al profesor Fernández Aguado, en alguna de sus charlas que, al igual que las personas tienen inteligencia individual, las organizaciones tienen inteligencia colectiva. En alguna de las paredes de la ofi está escrita una cita de Einstein, que define la creatividad como la inteligencia divirtiéndose. De verdad que creo que hay mucha creatividad colectiva, es decir, mucha inteligencia colectiva divirtiéndose, en el proceso que he descrito, siguiendo la metáfora de la expansión de una civilización.

En otro orden de cosas, también me gusta mucho molestar al equipo del Espacio Imperio Cartaginés, rompiendo el silencio, interrumpiendo la paz, violentando la concentración, hablando alto, blandiendo la campana, diciendo tonterías, chinchando el punto sensible de cada uno… No es broma, en absoluto. Pienso, de verdad, que la alegría y el optimismo hacen mejor al ser humano, en todas y cada una de sus facetas, también en la profesional.  Alguna vez me miran de soslayo, pero yo sé que, en el fondo, les encanta 😊

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Tengo muy poco tiempo libre, pero lo aprovecho y disfruto mucho.

Existir, en el sentido más extenso del término, implica cuidarse, tanto en cuerpo como en mente. El cuidado del cuerpo es, dentro de lo que cabe, fácil de conseguir; la alimentación equilibrada y la práctica del deporte te acercan a ello, más o menos, tanto como quieras. El cuidado de la mente es un asunto, bien distinto, sobre el que lleva debatiendo la filosofía, más de 2.500 años, y todavía no hay (yo creo que nunca lo habrá) consenso al respecto. Yo comparto lo que alguien dijo, sobre que el conocimiento hace al hombre algo más que un accidente del Universo. También comparto lo que escribió Epícteto, en el momento álgido del estoicismo, sobre que sólo el hombre que aprende es libre.

Hace unos años descubrí la forma de cuidar, al mismo tiempo, cuerpo y mente; y ello es una de las actividades más placenteras de mi tiempo libre. Voy a explicarlo, a ver si alguien más se anima: Pedalear en un rodillo simulador de ciclismo indoor (gracias, Óscar), con secciones de etapas reales del Tour, Giro o Vuelta, mientras pienso, medito, escucho un podcast, un audiolibro o semejante, sobre temáticas relacionadas con Historia, Ciencia, Humanidades, biografías, etc.

Una variante interesante ocurre cuando, algún fin de semana, mi mujer se anima a caminar en la cinta andadora, a mi derecha. La parte positiva, que pedaleo acompañado y con conversación; la parte negativa, que me quita el podcast y pone Radio Olé… Por si acaso ella leyera esto, diré que, por supuestísimo, esta variante es mucho más divertida y placentera que la primera, pues las ventajas superan ampliamente a los inconvenientes.